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Núm.Col./Núm.Vol.: /
Núm.Edición: 1
ANARQUISTAS LOS. El Estado que no es sino un número de personas encargadas de hacer las leyes y autorizadas a servirse de la fuerza de todos para hacerse respetar de cada uno constituye ya una clase privilegiada y distinta del pueblo que tenderá como todo cuerpo constituido a extender sus atribuciones y a sustraerse de la influencia de los ciudadanos. Mas supongamos que el Estado no constituyera por sí una clase privilegiada y que pudiese vivir sin crear en torno suyo una nueva clase de privilegiados; hagámosle si se quiere el siervo de toda la sociedad. ¿Para qué serviría aun así? Es un legado de toda la historia del hombre el creer viviendo a pesar de las autoridades que vive gracias a ellas. Estamos habituados a vivir bajo un Gobierno que acapara todas aquellas fuerzas aquellas inteligencias aquellas voluntades que pueden servirle para conseguir sus fines; que estorba paraliza y suprime todas las que le son inútiles u hostiles y hemos llegado a imaginarnos que cuanto se