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Colección:
Núm.Col./Núm.Vol.: /
Núm.Edición: 1
A finales del Antiguo Régimen las penas criminales como la de muerte las prisiones dantescas y la tortura como desvariado camino hacia la verdad además de crueles por sí mismas eran ejecutadas con suma crueldad causando males mucho mayores de los que pudieran resultar imprescindibles para cumplir con el sentido de la pena males de lujo que diría Pacheco sobre el ensañamiento. Se advierte bien en los grabados de Francisco de Goya o en los Jacques Callot y también en la pintura de la plaza de la Vicaría de Nápoles que se muestra en el libro: condenados a ser colgados de los brazos atados a la espalda bailando descoyuntados en el aire de la pértiga presos sin más alimentos que los que los familiares lanzan a las canastillas que penden a modo de cañas de las rejas de las celdas y la muerte como espectáculo mayor con procesión de trompetas y timbales que lo anuncian por la ciudad para que nadie quede libre de presenciar